LA VIEJA

Hace ya muchos años, una pareja de jóvenes campesinos que vivían muy adentro en las montañas, cultivaban la tierra junto a los padres de ella, con tan mala fortuna que sus padres murieron, al ver que solo quedaban los dos y que la vida en las montañas no era nada fácil decidieron probar suerte en el pueblo. Su casa era la más apartada de todas, a unos cuantos metros se asomaban el inmenso bosque, dejaron vendiendo los animales que tenían, cogieron lo poco que tenían y unos ahorros que habían estado guardando por años y tomaron el camino hacia el pueblo. El camino era muy antiguo, fue usado incluso por los incas cuando conquistaron estos territorios, había pasado tanto tiempo desde que se usó por primera vez que ya eran un callejón con más de un metro de profundidad.
Su llegada al pueblo no fue nada fácil, pero después de un tiempo lograron estabilizarse. Entonces decidieron que volverían cada cierto tiempo a la finca a cultivarla, y así lo hicieron durante algunos meses. Iban a la finca el día que tenían libre y antes del atardecer volvían al pueblo, con el paso de los días y meses la abandonada casa se empezó a destruir y en su interior empezaron a proliferar todo tipo de alimañas, además de que poco a poco el bosque había ido recuperando su territorio dejando la casa casi al borde de la densa vegetación.
La finca tenía como lindero una pequeña quebrada que pasaba por todo el borde, de donde se sacaba el agua para tomar y lavar, cuando todos vivían en aquella finca en medio de la quebrada se creó una especie de lavadero de ropa improvisado con piedras, tablas y unos plásticos, donde se fregaba la ropa, ahora ya no quedaba nada, solo las dos grandes piedras que se miraban sobre el agua al entrar en la parcela.
Cierto día en el que fueron a trabajar a la finca, miraron que en el viejo lavadero había una señora de una avanzada edad lavando algo, trataron de ver que era pero lo único que se veía era que esta anciana tenía unos senos enormes que casi tocaban el agua cuando se agachaba para restregar la ropa, esto le llamo mucho la atención a la pareja pues lo que estaban viendo era muy extraño, sin embargo no pensaron más y siguieron sus camino. El al recordar que esa señora no se parecía a ninguna de sus vecinas decidió regresarse a preguntarle quien era, por otra parte, a su esposa no le importo y se afano a casa.
No habían pasado ni dos minutos desde que miraron a la señora y ya alcanzaba a ver el viejo lavadero, pero la anciana no estaba por ningún lado. Sintió una especie de miedo que no pudo entender, siguió buscando con la mirada hasta los rincones más apartados donde le alcanzó la vista, pero no pudo distinguir nada más que árboles y arbustos. Cuando dejó de esforzar la vista sintió como su corazón se había acelerado sin razón y que palpitaba como después de una carrera. Con la gran duda de como la señora había salido tan rápido de la quebrada se acercó para ver si había algún rastro de ella, pero no había nada ni una pisada y mucho menos señal de que el lavadero hubiera sido usado en mucho tiempo.
Tras revisar todo con cuidado llego a la conclusión de que lo que vio fue un espectro, un ente maligno de la otra vida, que se apareció para asustarlos o para quizás matarlos, le contó todo a su mujer y decidieron que seguirían yendo a trabajar pero que madrugarían más para poder irse de ahí más temprano, así lo hicieron y funcionó, nada malo pasaba si se iban temprano.
Algún tiempo después, las cosas no salieron bien y tuvieron que quedarse hasta la noche, por las noches el camino era peligroso además que ella estaba embarazada y eso dificultaba aún más las cosas. Después de pensarlo un poco decidieron quedarse en la casa. Todo estaba normal hasta que más o menos a media noche se escuchó un lamento que venía de afuera de la casa, del bosque se escucharon unos gritos casi sin pronunciación. Se despertaron llenos de miedo y trataron de prender la tulpa pero las llamas se apagaban, entonces se sentaron juntos rezar, pero ellos rezaban y el espectro de afuera les respondía el rezo, así que como pudieron empezaron a insultarla lo más que podían sin descanso y sin tregua, después de varias e interminables horas el sol salió y pudieron regresar al pueblo, poco después él bebe que ella llevaba en sus vientre nació, pero este nació con problemas de salud mental. Desde entonces esa finca se abandonó y ellos nunca más volvieron por allá.
Fin.