EL DUENDE DEL POZO

El canto de las aves le dio el primer aviso de que la mañana se acercaba, se terminó de despertar cuando el gallo cantó. Mauricio se levantó, se puso los zapatos y se dirigió hasta el baño, en aquellos tiempos el baño estaba ubicado a unos metros de la casa; cuando salió miró que afuera caía una llovizna pero que no había viento por lo que no estaba tan frío como de costumbre, tenía muchas ganas de orinar por lo que trató de correr hasta el baño.
Salió del baño y se dirijo hacía el lavadero. Tomó un poco de agua y se lavó la cara, se dirigió hacia la cocina donde su mamá ya tenía preparado el café. Se sentó junto al fogón para calentarse y comer, terminó su desayuno y quiso salir a trabajar, pero la lluvia arrecio así que tuvo que regresar y sentarse a esperar a que el clima mejorará. Como a eso de las 9 la lluvia dejo de caer y él, su hermano y su papá pudieron salir a trabajar, estaban fumigando unas papas por la Rivera de una quebrada, está vez no les rindió mucho y terminaron bastante tarde. Después de trabajar todo el día como a eso de las 6 de la tarde se fue a bañar, sentía que estaba muy sucio y que el veneno lo podía enfermar. Justo en uno de los linderos de la finca por donde corría la quebrada había un gran pozo. Durante el día servía para sacar el agua que era para tomar, pero en la tarde su mamá le había advertido que no se metiera porque se escuchaba que los niños se enfermaban y que otras cosas extrañas sucedían. Haciendo caso omiso de la advertencia se metió en el pozo y se bañó disfrutando de sentirse limpio y fresco.
Esa noche tuvo horribles pesadillas, sintió que alguien fue a visitarlo, al día siguiente les contó esto a sus familiares mientras tomaba el café, aquel día trabajo normal, aunque dijo sentir un poco de mareo y cansancio por lo que se fue temprano a descansar. En la noche el papá que cuando se despertaba tenía por costumbre salir al corral a revisar el ganado con una linterna, miro a lo lejos entre las vacas un bulto. Se puso en alerta máxima, pensó que de un ladrón se trataba, así que tomó un hacha que tenía para rajar leña y se acercó sigilosamente, sin embargo, cuanto más se acercaba más parecida le parecía aquella figura siniestra a la figura de su hijo.
Cuando le alumbró la cara se sorprendió al saber que era su hijo. Le pregunto que estaba haciendo a esa hora y con ese frío afuera de la casa, Mauricio llevaba puesto simplemente una sudadera y una camisa con las que dormía, su hijo no le respondió así que su padre volvió a preguntar porque pensó que no lo había escuchado, sin embargo, no obtuvo respuesta, se preocupó un poco pero no quiso despertar a nadie así que sólo empujó suavemente a su hijo y lo llevo nuevamente a su cuarto.
Al día siguiente cuando su padre le contó lo acontecido el chico se sorprendió porque no se acordaba de nada, todos los miembros de la casa se sorprendieron y dijeron que tenían que tenerle un poco más de cuidado para que eso no volviera a pasar. la noche siguiente fue lo mismo pero esta vez estaba mucho más lejos del corral por lo que decidieron que debían cuidarlo en las noches. La noche llegó y su padre era quien se encargaba de cuidarlo. Como a eso de las 12 el muchacho se levantó de la cama y trató de salir, pero su padre lo gritó y logró despertarlo. Al despertar en la mañana, Mauricio se encontraba más enfermo, decía que quería irse de la casa, que no tenía ánimos para trabajar, así que se quedó en la casa a descansar.
A eso de las 6 de la tarde salió de su casa y se fue en dirección al pozo de la quebrada, sus familiares lo siguieron y observaron que se metió a la mitad de la quebrada y se quedó ahí. Su papá tuvo que mojarse y sacarlo, pero al tratar de llevarlo su hijo se resistió así que el resto de observadores también entraron a ayudar, pero el muchacho tenía mucha fuerza y se retorcía y no se dejaba sacar de la quebrada, finalmente y con mucho esfuerzo lograron llevarlo a la casa amarrado con una soga de pies y manos. En esa misma tarde salieron a buscar una médica; como son conocidas las personas que curan de espantos, de duendes y de otras cosas, ya que todos creían que eso era precisamente lo que había poseído al muchacho, cuando la médica llego les dijo que era el duende lo que trataba de matarlo, hizo unos rezos, y unos baños con diferentes yerbas y aguardiente, pero dijo que eso solo era para controlar que el duende no se acercara, pero que él no se curaría solo con eso, que la única forma para curarlo totalmente era conseguir la placenta de una mujer y taparlo con ella toda la noche. Así lo hicieron consiguieron la placenta y lo dejaron con ella toda la noche, al día siguiente el muchacho se sintió mucho mejor y la pesadilla para él había terminado.
Pasados los días el hermano empezó a realizar actividades extrañas, en ocasiones se comportaba como cuando Mauricio estaba enfermo, fueron a donde la médica pero ella ya no lo pudo controlar: dijo que lo único que se podía hacer era cubrirlo con la placenta, pero esa era difícil de conseguir y el estado del joven empeoraba, en una ocasión se logró liberar las ataduras que lo unían a la cama y se fue corriendo escapando de sus familiares en dirección a un río que quedaba cerca. Los familiares con mucho pánico llamaron a amigos para que les ayudarán a alcanzar al menor de sus hijos, pero todo era inútil, el corría demasiado rápido y no pudieron alcanzarlo, hasta que llegó al río y sin ningún temor se metió a la mitad donde la corriente era muy fuerte pero a pesar de eso el río no se lo llevaba, sino que los miraba y se les reía, salía hasta la orilla, y todos trataban de agarrarlo pero los esquivaba y volvía otra vez al río y se les reía, de tanto luchar lo lograron capturar y entre varios hombres lo trataron de llevar pero de un fuerte movimiento se liberó y se metió otra vez al río. Otro campesino que estaba trabajando del otro lado de la orilla, observaba y con mucho asombro, de que no podían sujetar a una persona de contextura delgada y de estatura pequeña, tanto así que soltó una carcajada y les dijo que él les iba a ayudar.
Dejo su azadón y trató de buscar un lugar para cruzar, más abajo el río se volvía más ancho y había muchas pierdas, así que dándose modos paso el río y llegó a donde estaba el gentío, ¡agárrenlo y me lo pasan y yo lo sacó de aquí cargado al hombro… ya va a poder ganarme a mí¡, dijo muy confiado, lograron agarrarlo, él lo sujeto fuerte y lo cargo al hombro como si de un bulto de papa se tratara. Con mucho esfuerzo logró salir la cuesta del río para coger el camino principal, pero el muchacho se retorció y fácilmente se liberó, dejando al campesino tirado en el suelo, y el muchacho volvió corriendo a meterse al río. El campesino muy enojado dijo que lo volverían a coger, que está vez lo iba a sujetar más fuerte que no se le iba a soltar, otro a vez lo lograron agarrar, se lo pusieron sobre el hombro y él lo sacó de la orilla hasta el camino, pero después de un pequeño forcejeo tumbó al campesino y por en medio del resto de personas se regresó al río. Tanto luchar lo lograron agarrar lo amarraron lo mejor que pudieron y lo llevaron a la casa entre varios hombres.
Lo amarraron a la cama, pero el parecía que ya se liberaba, así que algunos presentes dijeron conocer un secreto para que no se pudiera liberar, hacer una cuerda con la cola y la crin de una yegua, fueron a buscar una a donde los vecinos. Pero el mal que poseía al muchacho ya se había adelantado y la yegua actuaba como poseída, los trataba de patear y morder cuando se acercaban, así que llenos de miedo se retiraron y fueron a avisar que no se había podido conseguir la cuerda. La familia tuvo que mantener al muchacho vigilado mientras se conseguía la placenta, una vez la consiguieron dejaron al muchacho con ella toda la noche y solo así se curó.
Fin.